Aragón - Provincia de Huesca


Basílica de Santa María de la Peña
(Graus, Ribagorza)

 42º 11,234'N ; 0º 20,084'E    




Graus fue un enclave importante ya desde época romana, pues se encuentra en la confluencia de los ríos Ésera y Isábena y por lo tanto desde este lugar se controlaba el acceso a los valles del norte. Fue una importante plaza musulmana, pues era un punto estratégico para repeler los ataques cristianos del norte. Por este motivo Ramiro I de Aragón intentó conquistarla, pero en 1063 fue herido de muerte durante el combate. Fue su hijo, Sancho Ramírez el que en 1072 logró conquistarla y anexarla al reino de Aragón. Una vez conquistada, puso la ciudad bajo la protección del monasterio de San Victorián.

La ciudad estaba defendida por un castillo, situado en la parte más alta de la peña del Morral, del que hoy apenas se conservan los restos de una torre circular de unos siete metros de diámetro y cuatro de altura. También se pueden ver algunas pequeñas hiladas de sillares, que quizás corresponderían a fragmentos de murallas.



Hacia el año 1200 se construyó, en la misma peña del Morral, una pequeña capilla dedicada a Santa María. Este templo fue sustituido por la obra actual en 1640. Las obras de este templo renacentista las dirigió el maestro Joan Zeant y a su muerte Juan de Marta, por orden del obispo de Huesca, Esteban de Esmir, que murió en 1654, cuatro años después de la finalización del templo. Como impulsor del santuario, el obispo se hizo enterrar en este lugar.


La iglesia responde al modelo típico del renacimiento aragonés, donde se siguen utilizando las formas constructivas características del gótico, como las bóvedas estrelladas o los rosetones. Tiene una sola nave con un ábside poligonal.


En el muro norte podemos ver los restos de la antigua construcción románica. En él podemos ver una pequeña puerta de medio punto, ligeramente elevada respecto al nivel del suelo y una capilla, con bóveda de cañón, dedicada a San José.


Vale la pena subir hasta el santuario para disfrutar de las dos espectaculares galerías, la superior con columnas estriadas y con espiral, que conforman un espacio sensacional.


Al salir del pueblo para dirigirnos al templo, encontramos dos arcosolios al margen derecho del camino, donde se alojan dos sepulcros con motivos heráldicos esculpidos. El panel informativo nos dice que pertenecen a Rodrigo de Mur y su esposa, que vivían en el Palacio de los Mur del mismo pueblo. En algún momento posterior a 1969, los dos arcosolios y sepulcros fueron trasladados de su ubicación entonces, que era el cementerio. Tampoco se conoce por qué fueron a parar a ese lugar. Aunque resulta más sorprendente ver cómo en este último traslado los arcos pasaron de ser apuntados a ser de medio punto ...